martes, 19 de agosto de 2008

Los espejos - Clarice Lispector








¿Qué es un espejo? No existe la palabra " espejo" -únicamente espejos, uno solo es ya una infinidad de espejos-.


¿En algún lugar del mundo debe haber una mina de espejos? No sonnecesarios muchos para tener una mina chispeante y sonámbula: bastandos, uno refleja el reflejo de lo que el otro reflejó, en un temblor que se transmite en mensaje intenso e insistente "ad infinitum", liquidez en laque se puede sumergir la mano fascinada y retirarla escurriendo reflejos,los reflejos de esa agua dura.


¿Qué es un espejo? Como la bola de cristal de los videntes, mearrastra hacia el vacío que en el vidente es su campo de meditación, y enmí, campo de silencios y silencios. Ese vacío cristalizado que tiene dentrode sí un espacio para irse siempre hacia adelante sin parar; pues un espejoes el espacio más hondo que existe. Y es algo mágico: quien tiene untrozo quebrado podría ir a meditar al desierto. De donde volvería vacío, iluminado y translúcido, y con el mismo silencio vibrante de un espejo.Su forma no importa: ninguna forma consigue circunscribirlo ni alterarlo,no existe un espejo cuadrado o circular: un pedazo mínimo es siempre el espejo completo: se saca de su marco y crece de la misma forma que se derrama en agua. ¿Qué es un espejo? Es el único objeto inventado quees natural.


Quien mira un espejo y, al mismo tiempo, consigue ausentarse de sí mismo, quien consigue verlo sin verse, quien entiende que su profundidades ese su ser vacío, quien se encamina hacia dentro de su espaciotransparente sin dejar en él el vestigio de su propia imagen, percibeentonces su misterio. Para eso ha de sorprenderlo solo, colgado en uncuarto vacío, sin olvidar que la menor aguja ante él podría transformarloen simple imagen de una aguja.


Debo haber necesitado de toda mi delicadeza para no atravesarlocon mi propia imagen, pues un espejo en el que me veo soy yo, y unespejo vacío es justamente un espejo vivo. Sólo una persona muy delicada puede entrar en el cuarto vacío donde hay un espejo vacío, y con tallevedad, con tal ausencia de sí misma, que la imagen no se refleje. Como premio, esa delicada persona habrá penetrado en uno de los secretos inviolables de las cosas: verá el espejo propiamente dicho.


Y descubrí los enormes espacios helados que tiene dentro de sí,sólo interrumpidos por uno u otro alto bloque de hielo. En otro instante,muy raro éste - y es preciso quedarse a la espera días y noches, en ayunode uno mismo, para poder captar ese instante -, en ese instante conseguí sorprender la sucesión de oscuridades que hay dentro de él. Después,apenas en blanco y negro, volví a capturar su luminosidad irisada ytrémula. Con el mismo blanco y negro volví a capturar también,con un escalofrío, una de susverdades más difíciles: su gélidosilencio sin color. Es precisoentender la violenta ausencia decolor de un espejo para poder recrearlo, igual que se recrea la violenta ausencia de sabor del agua.




Clarice Lispector

Límites - Jorge Luis Borges

Límites - Jorge Luis Borges

Límites - Jorge Luis Borges
De estas calles que ahondan el poniente, una habrá (no sé cuál) que he recorrido ya por última vez, indiferente y sin adivinarlo, sometido a quien prefija omnipotentes normas y una secreta y rígida medida a las sombras, los sueños y las formas que destejen y tejen esta vida. Si para todo hay término y hay tasa y última vez y nunca más y olvido ¿Quién nos dirá de quién, en esta casa, sin saberlo, nos hemos despedido? Tras el cristal ya gris la noche cesa y del alto de libros que una trunca sombra dilata por la vaga mesa, alguno habrá que no leeremos nunca. Hay en el Sur más de un portón gastado con sus jarrones de mampostería y tunas, que a mi paso está vedado como si fuera una litografía. Para siempre cerraste alguna puerta y hay un espejo que te aguarda en vano; la encrucijada te parece abierta y la vigila, cuadrifonte, Jano. Hay, entre todas tus memorias, una que se ha perdido irreparablemente; no te verán bajar a aquella fuente ni el blanco sol ni la amarilla luna. No volverá tu voz a lo que el persa dijo en su lengua de aves y de rosas, cuando al ocaso, ante la luz dispersa, quieras decir inolvidables cosas. ¿Y el incesante Ródano y el lago, todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino? Tan perdido estará como Cartago que con fuego y con sal borró el latino. Creo en el alba oír un atareado rumor de multitudes que se alejan; son los que me ha querido y olvidado; espacio, tiempo y Borges ya me dejan.